Imre Kertesz
Vive como si cada uno de tus pasos estuviera acompañado por la bendición. Puedes vivir también como un maldito. Pero entonces también serás un maldito. Sin embargo ocurra lo que ocurra, el hecho de haber podido trabajar ha sido una bendición. Lo ha sido porque, aun siendo un maldito, fuiste capaz de percibir las grandes posibilidades de la vida.
Si es cierto lo que dice Camus, que la felicidad es una obligación, esta verdad solo podrá sostenerse si aclaramos un detalle: ante quien estamos obligados, ante nosotros mismos, ante nuestros prójimos, ante Dios tal vez?
Además habría que aclarar la calidad de la felicidad.
Si tu ocupación – no, dejémonos de eufemismos -, si la pasión de tu vida te obliga a formular la condición humana, has de abrir tu corazón a la miseria absoluta que dicha condición implica; sin embargo, tampoco puedes permanecer insensible al fluir de tu lápiz, a las alegrías de la llamada creación. Eres, pues, un estafador?
Sin duda, pero toda gran aventura contiene la orden: entrégate, que coman de tu carne, que beban de tu sangre.... Lo peor son ciertas mezquinas perturbaciones cotidianas: lo desmienten todo. No podemos salir a la luz festiva.... Oh el horror del aburrimiento: el tedio es pecado.
Si tu vida no fuera inaudita, no valdría la pena hablar de ella.
<< Home